En el caso de Colombia la eliminación o detención de grandes capos del narcotráfico no condujo a la erradicación de esta actividad, ni siquiera a su disminución. Lo mismo se observa en México, toda vez que los intentos por desarticular a los cárteles golpeando a sus cabezas visibles ha dado lugar a la fragmentación de estas organizaciones. Lo anterior se desprende de los análisis de Luis Jorge Garay y Eduardo Salcedo-Albarrán contenidos en su libro Narcotráfico, corrupción y Estados, en el que los autores añaden que el crimen organizado se vale de la debilidad institucional en países como México y Guatemala para corromper autoridades de todos los niveles. Con permiso de la editorial Debate se presentan aquí fragmentos de la introducción del citado volumen.